Los psicólogos advierten de que la inmediatez de las nuevas tecnologías «engancha» y no lograrla causa irritabilidad e incluso pérdida de apetito

adiccion-movilNo sólo el colectivo de Jugadores Anónimos ha detectado una creciente dependencia de los jóvenes a los móviles y la mensajería de texto: los psicólogos avilesinos han abierto las puertas de sus consultas a este nuevo grupo de pacientes, adictos a las redes sociales y al Whatsapp. Pocos acuden -especialmente los adultos- a las clínicas con esta patología como la principal, pero casi todos presentan síntomas propios de un comportamiento adictivo: ansiedad, tensión, respiración agitada, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de apetito y sobre todo bajo rendimiento escolar o laboral.

«Habitualmente estas personas restringen de manera progresiva el tiempo que antes dedicaban a actividades que les satisfacían como leer un libro, tomar un café con un amigo, pasear en familia, practicar ejercicio o participar en clases de pintura», explica la psicóloga avilesina Marisol Delgado Artime, que al igual que sus colegas no demoniza el uso de las nuevas tecnologías siempre y cuando sea racional.

Delgado Artime destaca que los adultos jóvenes dedican ya el mismo tiempo que un adolescente a las redes sociales, aunque considera que estos últimos utilizan durante más horas al día servicios de mensajería gratuitos como Whatsapp. El desarrollo de una adicción es diferente siempre según la edad del afectado. Así lo asegura el también psicólogo avilesino Guillermo Menéndez: «No poder conseguir algo con inmediatez provoca en cualquier caso en los pacientes estados de ansiedad, frustración e irritabilidad», explica. Menéndez ya ha visto a pacientes en su consulta con adicciones de este tipo: «Hemos tratado a adultos que solicitaron ayuda porque estaban enganchados a la pornografía a través de aplicaciones móviles», revela.

En el caso de los jóvenes, puntualiza, son los padres generalmente quienes requieren ayuda especializada. «Habitualmente se dan cuenta de que sus hijos desatienden los estudios y de que cae su rendimiento escolar», asegura. Emilia Rubio, también psicóloga en Avilés, señala como «pista» de una posible adicción a las redes sociales o los sistemas de mensajería el abandono de la red social física en beneficio de la virtual. «Hay diferentes estudios elaborados y uno de ellos destaca que diez minutos utilizando internet consume uno real. La adicción ocurre, pues, cuando uno no puede parar de responder mensajes o de comprobar sus correos electrónicos».

Rubio diferencia la adicción a las nuevas tecnologías de la dependencia al juego, aunque personas enganchadas a programas de estrategia, redes sociales o Whatsapp busquen también amparo en Jugadores Anónimos, como avanzó anteayer este diario. Dicho colectivo está elaborando a nivel nacional una guía sobre los riesgos del uso de las nuevas tecnologías que previsiblemente verá la luz en primavera.

«En lo que afecta al juego patológico creo que dentro de unos dos años viviremos un boom tremendo: España es un país de jugadores en el que se está aceptando el modelo anglosajón de las apuestas. A esto hay que sumar el paro, el tiempo libre y la tentación de conseguir dinero rápido en unos juegos online que ofrecen emoción inmediata», explica la psicóloga avilesina. A diferencia de los ludópatas, el tratamiento que requieren los adictos a las redes sociales, los juegos sin apuesta o los chat en los teléfonos móviles pasa por reeducar al paciente. «Esto es como una dieta: no se trata de pasar hambre pero sí de cambiar ciertos hábitos», manifiesta.

Para Marisol Delgado es fundamental discernir entre abuso y adicción. «Hay personas que por su trabajo precisan el uso de estas herramientas o que por sus estudios necesitan estar en línea mucho tiempo y no sufren adicción. Eso es diferente a estar jugando ante la pantalla del ordenador y sentir ansiedad o irritabilidad si se va la luz unos minutos», precisa esta psicóloga, que considera que en este tipo de adicciones la abstención no es válida.

«Los menores requieren del control de sus padres y los adultos deben adquirir un compromiso con ellos mismos, como responder los mensajes recibidos durante el día sólo de ocho a nueve de la noche. En ambos grupos hay que trabajar el control de la ansiedad, porque en algún momento va a aparecer», recalca. A su juicio, el componente más adictivo de las redes sociales y los programas de mensajería móvil es la inmediatez. Guillermo Menéndez defiende una reeducación para curar a las personas que pasan sus horas «en línea».

¿Es usted un nomofóbico?

Síntomas

La nomofobia es el término para referirse a la dependencia extrema del teléfono móvil. Ansiedad, tensión, respiración agitada, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de apetito y sobre todo bajo rendimiento escolar o laboral son algunos síntomas. La pérdida de interés en compartir tiempo con la pareja, la familia o los amigos es un buen indicador.

Casos

La demanda de ayuda ligada al uso de las nuevas tecnologías es diferente según la edad de los pacientes. Los especialistas consultados han trabajado con pacientes que solicitaron ayuda por estar enganchados a páginas pornográficas desde sus teléfonos y que derivaron en problemas de pareja, a personas que sufrían ansiedad por el olvido o la pérdida de su teléfono móvil y también con jóvenes, sobre todo, que padecieron ligeras crisis por un apagón de luz cuando estaban jugando delante de la pantalla del ordenador.

Beneficios

Los psicólogos defienden en cualquier caso el uso de las nuevas tecnologías siempre y cuando sea racional. Bien utilizadas, son herramientas muy útiles de comunicación.

Fuente:ine.es

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