Al igual que internet, el consumo de videojuegos es algo que está a la orden del día. Los expertos coinciden en que si no se utilizan de manera moderada y responsable llegan a crear conductas de aislamiento que puede ser nocivas para la salud de los jugadores más jóvenes. Elia Ruiz y Ana María Carlós coinciden en que en un videojuego el menor toma sus propias decisiones, es capaz de cualquier cosa, obtiene una recompensa inmediata, nadie les impone unos límites. «El consumo de videojuegos tiene un alto potencial adictivo. Se pierde fácilmente la conciencia del tiempo», señala Ruiz. Uno de los principales problemas que conllevan es el peligro de «enganche» debido a la excitación que produce así como a la inmediatez de recompensa que hace que el joven pase horas y horas jugando, dejando de lado otras actividades, evadiendo las relaciones personales y la interacción cara a cara.
Perfil de los adictos
La mayoría de los pacientes que sufren adicción a videojuegos o Internet suelen ser jóvenes de entre 16 y 25 años. Son personas con personalidad frágil que en la mayoría de los casos han tenido una relación fría o violenta con sus padres. Presentan dificultad para relacionarse y nerviosismo, prefiriendo el anonimato a la hora de entramar una conversación. «Son personas que no controlan sus deseos, caprichosas, que no aceptan un no por respuesta», indica Ana María Carlós. Este tipo de jóvenes ven alterado su conducta y comportamiento, «sufren de irritabilidad, ansiedad, agresividad e insomnio», añade Elia Ruiz.
Ambas psicólogas comparten la misma opinión: para solucionar este tipo de problemas hay que evitar la separación y el aislamiento estableciendo unos límites de tiempo de menos de una hora de consumo de alguna de estas tecnologías. Además hay que hacer hincapié en la creación de una rutina para que el adicto no pase horas y horas conectado sin dormir. «El joven tiene que conocerse a sí mismo, afrontar la realidad», sentencia Carlós.
Fuente:laopiniondemalaga.es